Estoy cansada. Esa oración puede resumir mis últimos días. Estoy cansada del cuerpo pero también de las emociones. No quiero tomar partido. No quiero discutir. No quiero tener la razón. No quiero levantar la voz. No quiero decir lo que me molesta. No quiero hacer un esfuerzo.
Ayer todo mundo hablaba del agujero negro, sinceramente no sé para qué me sirve saber eso pero entre más lo pienso, más insignificante me siento. Decirme insignificante da a entender que me menosprecio. No. No lo hago. Sólo soy consciente de mis alcances.
Creo que por eso estoy cansada. Porque he querido hacer más cosas de lo que puedo hacer. Quiero salvar al mundo y quiero salvarme a mí misma. ¿De qué me quiero salvar te preguntarás? Yo tampoco sé bien. Porque para ser sincera tampoco me importa morir. Me importa dejar a la gente que quiero. Pienso en separarme de ellas y me dan ganas de llorar. Pero a grandes rasgos ya no le tengo miedo a la oscuridad con la que me imagino la muerte.
Como estoy cansada pienso en qué pasaría si hasta aquí la dejamos, pero sé que el cansancio se me irá tan pronto recupere algunos ideales que he dejado perdidos por ahí. El otro día vi que el papa decía que el cansancio es el campo perfecto para la siembra del diablo. Ojalá aquí sembremos algo maléfico porque ya me cansé de estar cansada.
jueves, 11 de abril de 2019
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