Acérquese a la naturaleza e intente decir,
cual si fuese el primer hombre,
lo que ve y siente y ama y pierde.
No escriba versos de amor.
Rehuya, al principio,
formas y temas demasiado corrientes:
son los más difíciles
Cartas a un joven poeta, Rainer María Rilke
Si Rilke dice que no escriba de amor, no lo haré.
Así empezaba este poema.
Luego se convirtió en una lista de las cosas que me gustan,
de lo que veo
amo
y pierdo
que me hacen reír
que observo detalladamente
Este poema habla de la lengua de mi gato,
exfoliarme la piel,
comer pay de queso,
escuchar tu voz.
Este poema habla del extrañamiento:
no te extraño porque no te conozco.
El extrañamiento es asustarse ante lo desconocido,
ante lo extraño.
Qué curioso que extrañar y extrañar no signifiquen lo mismo.
Qué sorpresa
Qué distinto a lo habitual
Qué extraño extrañar a los extraños.
Mientras tanto, hago una lista mental de pendientes:
* Llamar a mi madre
* Pagar el teléfono
* Dormir ocho horas
* Contestar (te) un mensaje
* Escuchar a The Cure
* Sacar las cuentas: (no he dormido ocho horas porque hablé contigo dos de ellas)
Me detengo para oler las lentejas.
Retomo:
* Caminar descalza
* Recibir un regalo en forma de vela
* Rastrear el libro que quiero leer contigo.
El amor es una palabra masticada.
Por eso Rilke no quiere que hablemos de amor,
POR ESO, Rilke le habla a los poetas.
Pero en el fondo.
Muy en fondo.
Los poetas lo sabemos: en la imagen del poema está el amor.
Sin embargo, este no es poema de amor.
Es una lista de temas -tú- que me gustan,
que veo,
que amo
y que siento.